domingo, 17 de junio de 2012

La verdadera vocación...

La verdadera vocación de uno mismo es conseguir ser uno mismo.

Hojeando los estantes de una librería erguida como un templo en el infierno de mármoles y rampas en movimiento..., encuentro como oasis en la arena del tumulto y el cemento, un libro de Arancha Merino.
La simetría en nuestras experiencias juveniles eligiendo futuro..., capta mi atención, grabando así no solo ese capítulo en mi retina sino otros en mi mente, bolsillo y rutina...
La introducción a este pasaje de celulosa en la calle de mis días se podría degustar con los siguientes menús...:

1º) Con 17 años y una fuerte influencia parental no supe ponerme en mi lugar. Mi respuesta fue el conformismo. Preferí, de algún modo, sufrir antes que disgustar a los que me querían.
Así es el modo en que los hijos aman a los padres, prefieren renunciar a sus ilusiones con tal de ser aprobados y queridos por ellos.
2º) El tiempo de trabajo era trepidante, no tenía tiempo ni de pensar si me gustaba lo que hacía, sencillamente seguía en la rueda porque me sentía poderosa. Los deseos de poder son una gran toxina, porque es una forma de venderse a los demás y dejar de disponer de tu propia vida.
3º) Sentí el impulso de hacer otras cosas. Necesitaba ser libre para elegir.
Puedes cambiar de vida tantas veces como decidas, pues tienes la capacidad de crear, de decidir y de elegir.
4º) Ser madre es enseñar a volar en solitario, a que sepa convertir sus errores en aprendizajes que le hagan más fuerte, más autónomo e independiente. Es darle la libertad de elegir, y en esa libertad es donde podrá encontrar la felicidad.
5º) Conozco el miedo de los individuos a conocerse a sí mismos, por si descubren algo que prefieren no ver. También sé del pánico a los cambios por no querer replantearse conductas ya instauradas.
6º) Es el ego manipulador el que nos domina e impide decir lo que desearíamos.

Extractos del primer libro de Arancha Merino.

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