lunes, 28 de mayo de 2012

Nuestra caja de cerillas


Cualquier música, caricia, aroma o palabra
puede encender alguna de nuestras cerillas…

Y el recuerdo de esas notas, nombres o sueños
prenderá otro fósforo trayéndonos el placer de la vida,

dándonos  el calor y la luz para sentir.

Todos nacemos con una caja de cerillas en el alma,

que necesitan de oxígeno… y velas …para su combustión…


Mantén tu caja en el cajón de los sueños,
y si encuentras quien encienda sus cerillas,
abraza el aire..., observa su fuego en silencio.

Todos nacemos con una caja de cerillas muy adentro…,
solo hay que descubrir cómo encenderlas y mantener

el color de su llama en el tiempo...


 
La cera de mi vela… en “Como agua para chocolate” (novela escrita por Laura Esquivel)

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