Cualquier música, caricia, aroma o palabra
puede encender alguna de nuestras cerillas…
Y el recuerdo de esas notas, nombres o sueños
prenderá otro fósforo trayéndonos el placer de la vida,dándonos el calor y la luz para sentir.
Todos nacemos con una caja de cerillas en el alma,
que necesitan de oxígeno… y velas …para su combustión…
Mantén tu caja en el cajón de los sueños,
y si encuentras quien encienda sus cerillas,
abraza el aire..., observa su fuego en silencio.
Todos nacemos con una caja de cerillas muy adentro…,
el color de su llama en el tiempo...
La cera de mi vela… en “Como agua para
chocolate” (novela escrita por Laura Esquivel)
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